viernes, 22 de agosto de 2008

Para todo hay solución

Cuando tomó la decisión ya había contraído demasiadas deudas y sabía que no habría vuelta atrás. Imposible seguir pagando el club, los viajes, las escuelas privadas de los hijos, las tarjetas saturadas por la mujer.

Ella, además, reclamaba solución inmediata y sin importar costo: lo único que no podían permitirse era que la gente supiera de la desgracia familiar.

Ideó todo, por lo tanto, con ella. La única condición que impuso fue la de no saber fecha, método o momento, y sólo fijaron un plazo máximo para cumplir con el plan.

Dedicó los siguientes días a ordenar sus papeles. Calculó: si todo salía bien, la familia no sólo saldaría lo que debía, sino que podría comenzar de nuevo.

Seguro, por fin, de que todo quedaba arreglado, respiró en paz, se sirvió un trago de su whiskey favorito y se recostó cómodamente en el mejor sillón de su despacho.

En ese momento le alegró realmente la decisión: nunca más ver una cuenta de banco, nunca más esa angustia vergonzante con su mujer cuando eran rechazadas las tarjetas de crédito. Nunca más, pensó, mientras llevaba a sus labios el vaso tranquilizador.

Fue en ese momento que llamaron a la puerta. Era el servicio, que había llegado. Se presentó en forma de una bala, calibre 22, que limpiamente le atravesó la cabeza.

4 comentarios:

Pedro Aguirre dijo...

¿Dónde dices que puedo contratar este servicio ? ¡Me urge!

JHT dijo...

Jajajaja. Gran comentario. Te mando los datos por mail.

Canalla dijo...

Me suscribo también

Manuel dijo...

Ts, muy buena historia y bien narrada; sin embargo, va haciéndose previsible hacia el final.

Sugeriría intentar darle algún "giro de tuerca" en el desenlace.

¡Salduos!