viernes, 12 de noviembre de 2010

Nadie busca la soledad, pero...


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jueves, 11 de noviembre de 2010

Réplica a las profecías del Doctor Gertz Manero

Conocido por sus muy particulares puntos de vista y su intensa actividad política, el Doctor en Derecho Alejandro Gertz Manero, ex titular de distintas policías a nivel local y federal en México, escribe un texto en El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/50560.html) que requiere una respuesta por los prejuicios, ambigüedades, inferencias y conclusiones sesgadas que utiliza para abordar el debate de las drogas ilegales en México y el mundo, y para descalificar a los defensores de cualquier reforma en la materia.

En el escrito “No a la drogadicción legitimada”, Gertz Manero expresa textualmente que

“La propuesta más reiterada que ha surgido frente a la violencia y a la ingobernabilidad que ha producido la “guerra contra el narcotráfico”, se concentra en legalizar las drogas, su producción y comercio, para así convertir a los cárteles en consorcios empresariales, grupos financieros y actividades económicas “globalizadas”, ignorando cuál es el problema primordial y la estrategia que debería de establecer cualquier Estado responsable para defender a la niñez y a la juventud frente al acoso de los narcos, que actualmente incitan a esos niños y jóvenes al consumo de las drogas, para esclavizarlos como adictos permanentes, encadenados a los intereses de estos grupos delictivos que ahora se propone transformar en organizaciones empresariales, para que así puedan seguir promoviendo “legítimamente” la drogadicción de la niñez y juventud de este país.”

Por supuesto, los narcotraficantes buscan ampliar sus mercados por los medios que tienen a su alcance, e incluso entre franjas de la población especialmente vulnerables al uso de drogas, como los jóvenes.

Sin embargo, ningún reformador de las políticas actuales plantea “promover legítimamente la drogadicción de niños y jóvenes”; ni defienden a los delincuentes que lucran con este negocio, mucho menos cuando han cometido delitos graves. Cosa muy distinta es proponer que estos mercados operen bajo regulaciones estrictas del Estado y no sólo bajo las directrices de los intereses económicos ilegales involucrados.

Añade:

“No se ha querido valorar en su verdadera dimensión el daño que sufren los cientos de miles de víctimas que a diario se multiplican como consecuencia de los embates de los traficantes de drogas contra estudiantes de primarias, de educación media y superior, y muchos otros menores aún más desprotegidos, que al no tener los recursos para comprar la droga, se convierten en delincuentes que cometen delitos patrimoniales para así pagar sus adicciones, como lo estamos viendo cotidianamente en México, donde los índices delictivos suben constantemente sin que nadie pueda controlarlos, todo lo cual se incrementará exponencialmente cuando se “legalice” el narcotráfico.”
 
¿Y cuál es la verdadera dimensión del fenómeno? deberíamos de preguntarle al Doctor, pero éste no aporta una sola cifra para formular una premonición tan funesta como matemáticamente asombrosa: “Cientos de miles de víctimas... que se multiplican diariamente... y se convierten en delincuentes patrimoniales como lo estamos viendo en México... se incrementarán exponencialmente cuando se “legalice” el narcotráfico”.

Dado que el Doctor fue jefe de policía, valdría la pena conocer los datos que tan contundentemente deberían respaldar ese vínculo tan directo y evidente entre consumo de drogas y explosión delincuencial, porque hasta donde se sabe, no existe en el país una avalancha de delitos patrimoniales cometidos por usuarios (o “adictos”, como prefiere llamarlos a todos el Doctor) de alcohol o tabaco, drogas perfectamente legales y reguladas.

Y más aún: suponiendo sin conceder, como dicen los propios abogados, que tal relación causa-efecto fuera tan cierta como que el día sigue a la noche, y que viviéramos diariamente en un mar de asaltos incontenibles cometidos por niños de primaria y jóvenes de toda clase ¿no era más importante la salud de nuestra juventud? ¿Es acaso el robo patrimonial más grave que el la “drogadicción” y el homicidio? ¿Justificaría ello una estrategia que directa o indirectamente ha provocado la muerte de 30,000 mexicanos en menos de cuatro años?

Después una inexorable relación entre uso de drogas y la destrucción social masiva:

“A los daños físicos más o menos graves que producen las distintas drogas en niños y jóvenes, se debe agregar el quebrantamiento de la voluntad y la pérdida de control de cada persona y de su proyecto de vida cuando una drogadicción gobierna la existencia de ese ser humano, que ya no vive más que para alimentar su dependencia; y frente a ello, ahora la propuesta es convertir toda esta destrucción de seres humanos en un negocio legítimo”.

Más allá de la visión que supone el uso de drogas para Gertz Manero, afirmar que cualquier reforma en política de drogas conducirá a la destrucción de cientos de miles de seres humanos por motivos de negocios resulta tan disparatado -o perverso-, como afirmar que el derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo conducirá irremediablemente al asesinato masivo de niños para solo beneficiar a los médicos que los practican.  

Y para concluir, una afirmación cuya desmesura pareciera eclipsar a las anteriores por la acusación implícita que hace el Doctor Gertz Manero a cualquier persona que piense distinto a él:

"No nos hagamos tontos, la guerra no se va a ganar permitiendo o participando en matanzas y escándalos que eluden las verdaderas responsabilidades cotidianas de brindar seguridad y justicia como ahora ocurre, y menos legalizando la producción y comercio de drogas, que sólo impulsará más que nunca su consumo, con peores consecuencias de las que actualmente enfrentamos."

Pero Doctor Gertz Manero ¿Puede mencionar con nombres y apellidos a quienes hablando a favor de la legalización de las drogas, permiten o participan en matanzas? Si los conoce, denúncielos.

martes, 9 de noviembre de 2010

El futuro del movimiento cannábico

De todos los usuarios de drogas ilegales en el mundo (alrededor de 250 millones, según la Oficina para la Drogas y el Delito de la ONU en su informe de junio de 2010), entre 140 y 190 millones son consumidores de cannabis.
Los esfuerzos internacionales y nacionales para abatir este mercado, al menos mediante la represión y la criminalización, no sólo han fallado en su objetivo central de impedir el consumo, sino que además han promovido el crecimiento del crimen organizado, la corrupción de las instituciones democráticas (especialmente las de países como los de América Latina) y el encarcelamiento y la discriminación de cientos de miles de personas, con el costo social y económico que ello implica.
Pero también es en las sociedades más afectadas por tales políticas de control de drogas (como las de América Latina), en las que los movimientos por cambiar de manera pacífica y democrática este orden internacional comienzan a tomar más fuerza; y aquí precisamente reside el potencial y las oportunidades del movimiento cannábico mundial y latinoamericano, ya que constituye el único movimiento organizado que trabaja por los derechos de los usuarios.
¿Cómo logramos coordinar este movimiento a nivel internacional? ¿Qué podemos compartir y aprovechar de las experiencias de cada movimiento en cada nación? ¿Cuáles son los mecanismos más efectivos para hacer visibles y hacer valer los derechos de millones de personas en todo el mundo?
Mientras más rápido encontremos respuestas para estas interrogantes, y mientas más pronto las podamos traducir a la acción colectiva, más cerca estaremos de contribuir a la construcción de un mundo más pacífico, más respetuoso de los derechos de todos, más sano, y por supuesto, más libre.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La marihuana en las elecciones EEUU 2010

Aun cuando pudiera pensarse que el destino electoral de las distintas propuestas para regular la marihuana en seis estados de los Estados Unidos, pone en entredicho el avance de importantes reformas en las políticas de drogas a nivel global frente al status quo; lo cierto es que un segundo examen, más detallado, puede agregar una perspectiva mucho más optimista para el cambio cualitativo en el futuro próximo de la política nacional e internacional en la materia.

En general, se puede decir que la aceptación para propuestas regulatorias de la cannabis en los Estados Unidos ha observado un crecimiento porcentual muy importante en los últimos seis años, al crecer cerca de un 10% en este periodo. De mantenerse esta tendencia, podemos esperar cambios significativos en el panorama, en los futuros cercano y medio.

En el caso de California, la primera circunstancia a tomar en cuenta en relación a la Propuesta 19 es que se trató de una serie de medidas para ampliar los alcances de otra regulación previa, la de la marihuana medicinal,y por lo tanto no un debate entre prohibición y legalización.

Por otro lado, es de notar la importancia de los porcentajes de votación en ese estado. Se trata, en realidad, de una segunda mayoría que acecha en las sombras por su siguiente oportunidad.

El hecho de que la propuesta haya alcanzado el 44% de la votación (un porcentaje nada despreciable en el estado más poblado y económicamente poderoso de Estados Unidos) nos dice que, aun en el medio de una elección general dominada por el conservadurismo y posiciones aún más extremas, los jóvenes votaron mayoritariamente a favor de las propuestas regulatorias, con lo que muy probablemente la tendencia negativa se revierta en un futuro muy próximo, dada la dinámica demográfica del voto.

También es importante señalar que no hay ningún retroceso en cuanto a libertades y derechos, en ningún estado. California, por ejemplo, sigue permitiendo la posesión personal de cannabis y mantiene la plena legalidad del cannabis medicinal.

Por último, es importante señalar que no se avizora disminución alguna en el volumen de la demanda del mercado de cannabis dentro de los Estados Unidos, o fuera de él. En este sentido, los negocios seguirán operando como hasta la fecha lo han hecho: unos de manera legal, otros ilegal, con los costos y consecuencias que ello implica.