miércoles, 17 de marzo de 2010

El miserable.

En la esquina de la casa, con mochilas al hombro, el taxista no nos quiso subir: alegó que era muy improbable que le pudiera pagar. Se detuvo sólo para decirme:
-No puedo llevarlo patrón, soy de sitio; y ya ve que la gente luego no tiene dinero para pagar a los taxis de sitio. Lo siento, y hasta luego.

2 comentarios:

Monserrat sin t. dijo...

Curioso que aún así te llame patrón.

JHT dijo...

Si. Éso me dejó pensando también.